Los Artículos de Fe
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1.1 Las Santas Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son la Palabra de Dios inspirada e infalible, son una revelación divina, cuyos escritos originales fueron inspirados verbalmente por el Espíritu Santo Ellos son la autoridad suprema y final de fe y conducta.
1.2 La inspiración es un acto especial del Espíritu Santo por el cual él guió a los escritores de las Escrituras para que las palabras de ellos comunicaran los pensamientos que él deseaba comunicar, guardaran una relación apropiada con los pensamientos de los otros libros inspirados y fueran guardados libres de todo error de hecho, doctrina y juicio.
1.3 Las Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios escrita, se componen de todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, que son:
Antiguo Testamento
Génesis,
Exodo,
Levítico,
Números,
Deuteronomio,
Josué,
Jueces,
Rut,
1º de Samuel,
2º de Samuel,
1º de Reyes,
2º de Reyes,
1º de Crónicas,
2º de Crónicas,
Esdras,
Nehemías,
Ester
Job,
Salmos,
Proverbios,
Eclesiastés,
Cantares,
Isaías,
Jeremías,
Lamentaciones,
Ezequiel,
Daniel,
Oseas,
Joel,
Amos,
Abdias,
Jonas,
Miqueas,
Nahúm,
Habacuc,
Sofonías,
Hageo,
Zacarías,
Malaquías
Nuevo Testamento
Mateo,
Marcos,
Lucas,
Juan,
Hechos,
Romanos,
1 ª Corintios,
2 ª Corintios,
Gálatas,
Efesios,
Filipenses,
Colosenses,
1ª Tesalonicenses,
2ª Tesalonicenses,
1ª Timoteo,
2ª Timoteo,
Tito,
Filemón,
Hebreos,
Santiago,
1ª de Pedro,
2ª de Pedro,
1ª de Juan,
2ª de Juan,
3ª de Juan,
Judas,
Apocalipsis
2.1 Hay tres personas en la divinidad: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Estos tres son un solo Dios, de la misma sustancia, eternamente igual en poder y gloria.
3.1 Hay un solo Dios vivo y verdadero, inmanente, trascendente, infinito en ser y perfección, es Espíritu, invisible, inmutable, eterno, todopoderoso, omnisciente, santísimo, libre, amoroso, el más benigno el más misericordioso, paciente, abundante en bondad y en verdad, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado. Galardonador de aquellos que diligentemente le buscan, y con todo, el más justo y terrible en sus juicios que odia todo pecado. Él de ningún modo tendrá por inocente al culpable.
4.1 Jesucristo, el Hijo de Dios es el verbo el eterno y verdadero Dios, quien es de una misma sustancia y es igual con el Padre. Él tomó sobre sí la naturaleza del hombre, con todas sus propiedades esenciales, excepto el pecado: siendo concebido del Espíritu Santo y nacido de la virgen María incorporó dos naturalezas perfectas y distintas en una persona. El es verdadero Dios y verdadero hombre, el único mediador entre Dios y el hombre.
4.2 El Señor Jesucristo es la revelación de Dios al hombre. En los días de su humillación, vivió una vida sin pecado, hizo milagros, enseñó la voluntad de Dios, fue crucificado y murió. Fue sepultado y se levantó corporalmente de entre los muertos al tercer día. El señor Jesús se ofreció asimismo como sacrificio por los pecados satisfizo la justicia del Padre, propició la ira de Dios, reconcilió a Dios y al hombre y obtuvo una herencia eterna.
4.3 El Señor Jesucristo ascendió al cielo, desde donde había venido, y fue exaltado, tomando su lugar a la diestra del Padre, donde intercede a favor de todos los que vienen a Dios a través de él.
5.1 El eterno Espíritu Santo procedente del Padre y del Hijo, es de la misma sustancia e igual en poder y gloria con el Padre y el Hijo. Por él los profetas fueron movidos a hablar la Palabra de Dios, y todos los escritores de las Sagradas Escrituras fueron inspirados a registrar infaliblemente la mente y la voluntad de Dios. Él es el único agente eficiente en la aplicación de la redención, él convence a los hombres de pecado, de justicia, y de juicio, los lleva al arrepentimiento y los regenera por su gracia, capacitándoles para abrazar a Cristo por la fe.
5-2. El Espíritu santo mora en todos los creyentes verdaderos bautizándolos en un cuerpo, del cual Cristo es la cabeza. Él es el consolador e intercesor y abogado divino, da poder al creyente para el servicio.
6.1 El Dios trino, conforme a su soberana voluntad, creó de la nada y de las cosas que él había hecho, por acción mediata e inmediata los mundos y todo lo que en ellos hay. Él es el gobernador y el sustentador de la creación, con su sabiduría y la palabra de su gran poder.
7.1 Satanás es un ser angelical creado quien cayó de su primer estado. el es el dios de esta era, que gobierna por la voluntad permisiva de Dios. Él ejerce autoridad sobre los que no son salvos, tienta al creyente a pecar, y acusa continuamente a los hermanos ante el trono de Dios.
7.2 El ha sido derrotado por la obra consumada de Cristo en el calvario. Durante el milenio será confinado al abismo, para ser suelto al final de ese periodo para dirigir a los ejércitos del mal contra Dios. Será finalmente juzgado y condenado al lago de fuego.
8.1 Dios, por un acto instantáneo especial creó al hombre a su imagen - santo, justo y poseedor de verdadero conocimiento - formándole del polvo de la tierra y soplando en su nariz el aliento de vida. Así el hombre llegó a ser un alma viviente.
8.2 Nuestros primeros padres no permanecieron en el glorioso y feliz estado de su creación original, sino que a través de la astucia y el engaño del diablo, desobedecieron y transgredieron el mandamiento de Dios el creador, incurriendo en la sentencia de muerte espiritual y física sobre ellos y su posteridad. La culpa y las consecuencias del pecado de Adán son imputadas a toda la raza humana, de manera que todos los hombres son culpables, inherentemente corruptos, totalmente depravados, y sujetos a la ira de Dios..
9.1 El pecado es cualquier falta de conformidad a la voluntad de Dios a cualquier transgresión de la ley de Dios. El pecado separa al hombre de Dios, incurriendo en Su ira y en Su juicio, y se manifiesta en el egoísmo, la rebelión, incredulidad y la depravación total de la conducta y el comportamiento del ser del hombre delante de Dios y de los hombres. El pecado es la causa de la maldición y la corrupción del universo creado.
10.1 En su creación original el hombre fue dotado de la habilidad para escoger y hacer el bien o el mal y era responsable por su escoger y su hacer. Pero por la caída de Adán, el hombre perdió su habilidad, aparte de la gracia de Dios, para escoger y para hacer aquellas cosas necesarias para una correcta relación con Dios; sin embargo, todavía es responsable ante Dios por la obediencia a todos Sus mandamientos. El hombre no ha perdido su habilidad para tomar decisiones, pero dejado a su propio criterio, sólo actúa de acuerdo con su naturaleza caída y pecaminosa.
10.2 Sólo por la infinita gracia de Dios puede el hombre escoger o hacer algo necesario para su salvación. Por esa gracia, Dios salva a aquellos hombres a quienes él hace que escojan y hagan el bien; sin embargo, él hace esto sin anular la habilidad de hombre para actuar responsablemente.
11.1 La Elección es un acto libre del Dios soberano en el cual, desde la eternidad, por razones que sólo él conoce, y aparte de cualquier fe prevista y/o bondad hallada en el hombre, él en su gracia eligió de entre la humanidad caída un pueblo para la salvación, para que pudieran ser conformados a la imagen de Cristo4. Aquellos así elegidos él redimió por medio de su hijo y los sella por medio de su Espíritu.
12.1 La salvación es la obra de Dios en la cual él reconcilia a los hombres caídos consigo mismo, al final quita las consecuencias de la maldición, y confiere a su creación redimida las riquezas de su gracia, todo para su gloria.
12.2 La salvación es ofrecida en el evangelio a todos los hombres y es lograda en todos los elegidos. Es recibida por gracia mediante la fe y la instrumentalidad del Espíritu Santo, aparte de las obras o el mérito humano. La salvación se centra en una persona, Jesucristo, y el recibirle incluye la remisión de los pecados en la base de su sangre derramada en la cruz, la imputación de su perfecta justicia, la recepción del Espíritu Santo y el otorgamiento de la vida eterna.
13.1 El arrepentimiento para vida es un regalo de Dios y un acto voluntario del hombre llevado a cabo por el poder convincente del Espíritu Santo mediante la palabra de Dios. El arrepentimiento consiste en un reconocimiento del pecado, un sentido de culpa y corrupción que da por resultado la confesión y el abandono del pecado y un cambio de dirección para dirigirse hacia Dios que resulta en un servicio obediente y amoroso.
14-1. La regeneración, o el nuevo nacimiento es un acto creador instantáneo de Dios mediante la obra del Espíritu Santo, por medio del cual se imparte vida divina a aquellos muertos en pecado, haciéndoles miembros de la familia de Dios.
15.1 La justificación es el acto de la gracia de Dios por medio del cual el pecador es declarado justo exclusivamente mediante la fe en la obra redentora de Cristo. Por esta acción la justicia de Cristo es imputada, el pecado es perdonado, y el pecador es restaurado al favor divino.
16.1 La santificación es una obra progresiva del Espíritu Santo en el creyente que purifica la vida y va conformando al hombre completo a la imagen de Cristo cuando la palabra de Dios es creída y obedecida. Comienza en la regeneración continúa a través de la vida del creyente en la tierra y alcanza su plenitud en la venida del Señor Jesucristo.
17.1 La salvación es obra de Dios, desde su comienzo hasta su consumación. Aquellos regenerados por la Palabra de Dios mediante la obra del Espíritu Santo llegan a ser participantes de la naturaleza divina son preservados por el poder de Dios para que nunca caigan total o finalmente sino que perseverarán hasta el fin.
18.1 La iglesia es el cuerpo del cual Cristo es la cabeza. Todos aquellos redimidos por su sangre y nacidos de Su Espíritu son miembros de ese cuerpo y están en unión y comunión mística con Cristo y con otros creyentes. La Iglesia es universal y local, visible e invisible. La iglesia visible consiste de todos aquellos que profesan fe en Cristo. La Iglesia invisible está compuesta de todos aquellos que han nacido del Espíritu.
18.2 El propósito de la Iglesia es adorar a Dios, edificar a los santos y evangelizar al mundo.
18.3 La cabeza de la Iglesia administra los asuntos de Su cuerpo por medio de supervisores escogidos por El mismo y seleccionados por la gente.
18.4 Una iglesia local constituida apropiadamente debe incluir el ministerio de la Palabra de Dios, la observación de las ordenanzas, la supervisión por los oficiales, y el ejercicio de la disciplina. En cuanto a los supervisores de la Iglesia, se debe orar por ellos, se debe obedecerles y honrarles.
19.1 La iglesia ha sido comisionada por Jesucristo para predicar el evangelio a todas las naciones. Cada iglesia en particular y cada creyente lleva responsabilidad en esta comisión.
19.2 Dios ha revelado claramente en el Evangelio la única vía de salvación suficiente y aplicable a toda la raza perdida de la humanidad. Basado en Su infinito y perfecto amor y en Su expreso deseo de que todos los hombres sean salvos. Él manda que la Iglesia con urgencia, compasión y persuasión- proclame el evangelio a toda la gente y la invite a creer.
19.3 Es el deber y el privilegio de todo aquel que escucha el evangelio el arrepentirse y recibir sus provisiones misericordiosas. Quienes lo hacen son salvos, y aquellos que continúan en impenitencia e incredulidad incurren en culpabilidad agravante y perecen por su propia falta./p>
20.1 El Bautismo. El bautismo por agua la inmersión del creyente, es un testimonio visible de la obra de regeneración y una señal de identificación y unión con Cristo. No tiene ningún poder limpiador ni salvador, pero es la respuesta de una conciencia buena ante Dios; por consiguiente, debe administrarse solamente a quienes, por la fe en el Señor Jesucristo, han obtenido el perdón de pecados y poseen la seguridad de su aceptación por parte de Dios.
20.2 La Cena del Señor. La cena del Señor es una ordenanza del Nuevo Testamento en la cual, al dar y recibir el pan y el vino, conforme al mandato de Jesucristo, se proclama Su muerte. Aquellos que participan dignamente en esta recordación de Él, se alimentan de Él para su nutrición espiritual y su crecimiento en la gracia, confirman su unión y comunión con Él, y testifican y renuevan su agradecimiento y compromiso con Dios y su amor y compañerismo mutuo unos con otros como miembros del mismo cuerpo místico. Las escrituras ordenan que cada uno se examine a sí mismo antes de participar del pan y de la copa “hasta que El venga”.
21.1 La iglesia ha reconocido el primer día de la semana como el día del Señor desde tiempos apostólicos. Por tanto, nosotros creemos que debe ser observado por todos los creyentes, voluntariamente y en amor, como un día santo, apartado al Señor para la adoración corporativa a Dios, un día de recordación de la resurrección de nuestro Señor de entre los muertos, y de comunión y estímulo mutuo entre los santos.
22.1 Es privilegio del creyente buscar la voluntad del Señor en asuntos de sanidad física. Esta sanidad, ya sea por medios naturales, médicos o sobrenaturales, debe venir del Dios omnipotente quien creó el cuerpo humano. El creyente puede implorar al Señor la restauración física conforme a las Escrituras, y si la sanidad es para la más alta gloria de Dios, Su poder será desplegado.
23.1 Dios ordenó e instituyó el gobierno civil para el bienestar de la sociedad, para promover y proteger el bien y restringir y castigar el mal. Es deber de los cristianos el orar por aquellos en autoridad, rendirles la debida lealtad, respeto y obediencia, y pagar los impuestos y derechos de aduana que se les exige. Donde las demandas de la ley civil militen contra la suprema y más alta ley de Dios, los cristianos deben obedecer a Dios antes que al hombre.
24.1 La resurrección corporal de Cristo es la base para la resurrección del hombre. A la venida del Señor los cuerpos de los justos muertos serán levantados, y los creyentes vivos serán arrebatados junto con ellos para encontrar al Señor en el aire. En la resurrección, los creyentes recibirán cuerpos espirituales e inmortales como el cuerpo glorioso de Cristo.
24.2 El evento de la resurrección está divido en dos etapas, separadas por un periodo de mil años y diferenciándose tanto con respecto a sus súbditos como a sus resultados. La primera resurrección incluye solamente a los muertos justos. La segunda resurrección es universal y ocurre al final del milenio cuando todos los muertos no regenerados son levantados para ser traídos delante del gran Trono Blanco para juicio.
25.1 La segunda venida de Jesucristo es el regreso personal, visible y corporal de Nuestro Señor a esta tierra para conformar a los creyentes a Su imagen y establecer el reino milenario. Con respecto al regreso de Cristo habrá la resurrección de los justos muertos, el arrebatamiento de los santos, la salvación de Israel, la gran tribulación, y la inauguración del reino milenario. Inmediatamente después del milenio será la resurrección y el juicio de los injustos. Los justos serán glorificados eternamente con él; los injustos serán castigados eternamente.
25.2 La Segunda venida es la fuente de aliento y consuelo del creyente que le inspira al servicio activo para Cristo, y es una motivación a la purificación y al vivir santo.
26.1 Las Escrituras enumeran varios juicios que difieren en tiempo, lugar, súbditos y resultados. Todo juicio ha sido entregado al Hijo por el Padre.
26.2 Por medio de la muerte de Cristo en la cruz, los pecados del creyente han sido juzgados, y él ha pasado de muerte a vida. En ningún caso los redimidos vendrán otra vez a juicio con respecto a su destino eterno. Sin embargo, a cada santo se le pedirá que rinda cuentas delante del tribunal de Cristo con respecto a sus obras y conducta.
26.3 Los no regenerados serán juzgados, condenados, y expulsados a la condenación eterna en el lago de fuego./p>
27.1 Dios es el Soberano todopoderoso que reina eternamente sobre toda Su creación. Su reino triunfa por siempre de acuerdo con Su voluntad. Ni siquiera la rebelión pecaminosa de la humanidad puede derrotarlo, sino que le sirve y le glorifica.
27.2 El plan de Dios, demostrado a través de la historia humana, ha sido revelar su reino en la tierra al delegar el señorío real a los seres humanos como portadores de su imagen. Por la caída de Adán el ejercicio de este dominio se corrompió, y el hombre necesita redención para glorificar a Dios y reinar de acuerdo con Su voluntad. Jesús, como el segundo Adán, manifiesta en su humanidad la verdadera vice regencia del reino de Dios con el propósito de redención y restauración, lo que finalmente marcará el comienzo del reino glorioso para el cual la creación fue destinada. Así, el reino de Dios avanza en la vida, muerte, resurrección, ascensión de Jesús y Su reinado presente. Al reconocer este reinado, los cristianos confiesan a Cristo como Señor, se someten voluntariamente a Su gobierno en sus vidas y reciben Su autoridad sobre toda la creación.
27.3 El reino milenial de Cristo es un mayor avance del reino, con el cual Jesús, a través de su segunda venida, trae Su reino inaugurado a la tierra y lo hace visible. Durante este reinado, Cristo cumplirá las promesas del reino al establecer rectitud, justicia y paz por toda la creación. Al inicio de este periodo, los santos serán resucitados corporalmente para unirse al reinado con Cristo. Satanás será atado y sus actividades engañosas serán suspendidas. No obstante, una contracorriente de resistencia pecaminosa humana continuará durante el milenio, pero será refrenada conforme Cristo gobierna con vara de hierro. Al final de este reino milenial, Satanás será desatado para conducir una rebelión contra el pueblo de Dios y el Señor Jesús. En una manifestación culminante de su reino, Cristo derrota la rebelión.
27.4 Cuando Cristo haya sometido a todos sus enemigos, incluyendo la muerte, presentará el reino a Su Padre. El Dios triuno presidirá sobre un cielo nuevo y una nueva tierra y el pueblo de Dios morará con él para siempre. Todas las profecías de la Escritura se habrán cumplido. El reino eterno de Dios, habiendo sido establecido y vindicado por el ejercicio real de la autoridad del Hijo, será ahora presentado y manifestado en gloria completa sobre toda la creación por siempre y para siempre.
28.1 Hay dos destinos eternos finales para el hombre: el cielo para los justos y penitentes, y el infierno para los injustos e impenitentes. En el juicio del Gran Trono Blanco, todos los enemigos de Dios serán confinados al lugar de consciente castigo eterno, de donde no hay escape. El nuevo cielo y la nueva tierra serán creados como el estado final en el cual los justos vivirán para siempre en la presencia de Dios.